El lado V del amor: 1 de octubre, día mundial de las personas mayores

“Donde pones tu atención, pones tu energía”. Desde que leí esta frase en el libro “Deja de ser tú” de Joe Dispenza, he comenzado a prestarle, justamente, más atención a mis pensamientos. Cuando despierto, ¿cuál es el primer pensamiento que activo?, ¿qué es lo primero que hago?, ¿reparo en la falta o en la abundancia?, ¿me abrumo con el desorden de la cocina, o elijo encantarme con el trino de los pájaros?, ¿me pierdo en las redes sociales, o despierto a mi cuerpo con una meditación?, ¿me llamo al silencio o me dejo inundar por la queja?, ¿hago foco en EL polvo que inunda el sillón de la casa, o en la luz del sol que asoma por mi ventana?

Aunque nos cueste creerlo, las personas podemos elegir. No hay peros. Podemos elegir.  Y no sólo eso, podemos elegir desde nuestra propia naturaleza, que es el amor. No nacemos enojados, con el ceño fruncido, queriendo salir a romper aquello que no nos gusta, ofuscados porque los demás no piensan igual o hacen cosas que percibo como amenazantes a mis propias creencias. Las personas nacemos con el amor en estado natural. Dispuestos a amar y ser amados. 

En una supuesta carta que Albert Einstein le escribió a su hija Lieserl, el científico detrás de la Teoría de la Relatividad (entre muchas otras) dijo: “hay una fuerza extremadamente poderosa para la que hasta ahora la ciencia no ha encontrado una explicación formal. Es una fuerza que incluye y gobierna a todas las otras, y que incluso está detrás de cualquier fenómeno que opera en el universo y aún no ha sido identificado por nosotros. Esta fuerza universal es el AMOR. Cuando los científicos buscaban una teoría unificada del universo olvidaron la más invisible y poderosa de las fuerzas. El Amor es luz, dado que ilumina a quien lo da y lo recibe. El Amor es gravedad, porque hace que unas personas se sientan atraídas por otras. El Amor es potencia, porque multiplica lo mejor que tenemos, y permite que la humanidad no se extinga en su ciego egoísmo. El amor revela y desvela. Por amor se vive y se muere”. 

El amor es energía. El amor no se toca, no se materializa, simplemente se mueve y transforma. No soy una experta en la temática, debo advertirlo. Me gusta leer sobre neurociencias, conocerme y aceptarme cada día más. Comprender que soy, porque somos. Que no hay fallas. 

Los pensamientos son energía. Puedo elegir desplegar mi energía desde el amor, o desde el ego. Puedo tratar de que todos acuerden conmigo, buscar tener la razón, o sumergirme en las aguas de mi propia humanidad, conocer quién soy, qué deseo, a dónde encuentro mi paz, y desde allí, con la legitimidad que me atribuye la coherencia de estar alineada conmigo misma, desplegar mis dones. No podemos dejar de lado quienes somos. No podemos desligarnos de la maravillosa posibilidad de hacernos cargo. Pero no “hacernos cargo” desde la falta, desde el castigo, desde la culpa. Hacernos cargo de nuestra luz, de nuestra belleza, de nuestra potencia, de nuestra condición de seres amados y amables. Nadie nos hace nada, la realidad que percibimos es la misma realidad que proyectamos, a la que le damos energía, es la misma realidad que alimentamos. 

INVICTUS es un poema breve escrito por el poeta inglés William Ernest Henley en 1875. Este se hizo famoso por haber sido un estandarte, un sostén, para Nelson Mandela en sus 27 años de prisión. 

En su libro “Volver al amor”, Marianne Williamson evidencia nuestro miedo más aterrador (miedo = ego) y lo expresa del siguiente modo: “Lo que más miedo nos da no es ser incapaces. Lo que más miedo nos da es ser poderosos más allá de toda medida. Es nuestra luz, no nuestra oscuridad, la que más nos asusta”. 

Hoy conmemoramos el 1 de octubre, día internacional de las personas mayores. Debatimos mucho con el equipo de “El Club de la Porota” sobre cómo abordar la temática de hoy. Finalmente elegimos iluminarla desde la energía del amor. Poner en valor aquellas prácticas que intervienen sin miedos. Que no destruyen. Que no enojan. Que no generan odio, rechazo, bandos. Que no maltratan. Que no discriminan, segregan o nos escinden de la condición humana más genuina, la de amar. ¡Sí! mirar el vaso medio vacío orienta nuestra energía a pensar en todo lo que falta. Sin embargo apreciarlo medio lleno es darle valor a todo lo que ya se ha logrado. Si no reconocemos los pequeños, grandes, actos de amor, ¿cómo propiciar multiplicarlos? 

No hay nada más potente que el amor multiplicado. En El Club de la Porota lo venimos experimentando hace muchos años. Tejer redes, gestar en red, entramarnos. Promover en conjunto. Apoyar, acompañar. Este 1 de octubre participaremos en muchas de las actividades que compartimos. Además de apoyar y visibilizar las que ustedes se animen a crear. Nos demos la mano. No estamos solos, no estamos solas. Hay una percepción de soledad que requiere del valor de volver a mirarnos con amor, de no desconfiar de nuestra energía vital. Numerosos informes advierten del flagelo de la soledad no deseada en las personas mayores. Esa percepción desoladora nos aleja de nuestra condición de personas amantes. Volvamos a conectar con nuestra alma. Con ese corazón que late, que palpita. Apoyar una acción, participar de lo que se organiza en el club del barrio, centro vecinal, iglesia, biblioteca popular o centro de jubilados; reenviar una invitación, multiplicar el pedido de donaciones, sonreír, no enjuiciar a los demás, callarnos cuando emerge la crítica, salir a caminar y saludar a quien me cruzo, levantar el papel del suelo, regalar galletas caseras al vecino desconocido, mandar un whatsapp con un “te quiero” es una forma de conectar con el amor. El amor no pide ni espera, el amor no mide cantidades, el amor simplemente ofrece sin esperar nada a cambio. 

Que este Día Internacional de las Personas Mayores sea una invitación a mirar desde el amor. Porque cuando miramos con los lentes del amor, desaparecen los juicios, los miedos, las luchas, las rivalidades, las quejas, las demandas, las segregaciones. Cuando miramos desde el amor le damos energía a un mundo ilimitado de posibilidades, con otros y otras, de la mano, entramados, expansivos. 

Este mes de octubre, mes de las vejeces, compartí esa actividad, imagen, video, foto, que de cuenta del amor; no sólo entre dos personas sino de el amor entendido como esa energía expansiva que se refleja en infinitas situaciones cotidianas. Que refleja un cambio en la vista del punto. Que promueve cambios que dejan huella. El amor NO DEJA A NADIE FUERA. A nadie. 

La energía del amor tiene su LADO B y hoy se escribe con V de VEJEZ. 

#elladoVdelamor #hackeaelviejismo

Sol Rodríguez Maiztegui

Comunicadora Social, Gerontóloga y creadora
de la comunidad de El Club de la Porota.

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