Palabras a Porota: Una Elegía Complaciente

Cotidianamente recibimos mensajes de todo tipo y por todos los medios. Nos escriben a nuestro mail, a las distintas redes, nos comentan los posteos y los videos y nos dedican hermosas palabras. Muchas veces no respondemos pero leemos todos y cada uno de sus comentarios, saludos, pedidos y sugerencias. 

Hace unos días recibimos, a través de nuestro querido Hoy Día Córdoba, las palabras de Horacio Lonatti, un fiel seguidor de nuestras columnas en el diario. Lo que leímos nos impactó tanto que decidimos generar una nueva sección en El Club de la Porota llamada Palabras a Porota. En este espacio trataremos, de manera periódica, publicar algunos de los tantos mensajes que nos llegan y nos ensanchan el alma y el orgullo. 

En esta ocasión queremos compartirles las palabras de Horacio y los primeros versos de su “Elegía complaciente”, que tan gentilmente nos dedicó. Una Elegía es una composición lírica en que se lamenta la muerte de una persona o cualquier otro acontecimiento infortunado. El poema de Horacio nos produjo muchísimas sensaciones y generó otros tantos interrogantes: ¿Qué lugar ocupa la muerte en la vida de un ser humano que transita sus últimos años?, ¿cómo cambia la percepción de la muerte con el correr de los años? No hay respuesta para mis preguntas y no creo que nadie las tenga. Son vivencias muy íntimas que, celebramos, podamos poner hoy, sobre esta mesa.

Sin más preámbulos les compartimos la carta de nuestro amigo Horacio (que es una pieza literaria preciosa de por sí) y un extracto de la Elegía Complaciente (dicha obra se compone de 24 versos, aquí publicaremos los primeros cuatro)


Señor Director del diario HOY DÍA CÓRDOBA

He cumplido con exceso 90 años. Ignoro si moriré mañana, el lunes, o quizá un martes de algún año próximo. Puedo afirmar, seguro y decididamente, que hasta el último día leeré ese diario, que aparece temprano en mi jardín, obligándome al ejercicio saludable  de  caminar a recogerlo.

El CLUB DE LA POROTA invita a integrantes de la “tercera edad”, a enviar notas sobre sus largas vidas. Realmente nunca imaginé haber tenido dos, tres, cuatro o más vidas, o quizá una o todas, ciertamente descuidadas, pero interesantes. Obediente de ese pedido periodístico, envío a ese dichoso Club, no un relato de mi historia antigua, sino un horrendo poema de saludo anticipado a la muerte, como diversión literaria de una juventud casi eterna, con el título irónico de ELEGÍA COMPLACIENTE. Si omitieran publicarlo, por oportunidad, desaliño métrico evidente u otra razón ajustada, me obligarán a memorizar y recitarlo de entrada al Paraíso, molestando la estadía de Virgilio y Dante que deberán soportarme como otro elegido de los Dioses.


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