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“Soy fan de las redes sociales. Vengo de Facebook, amo whatsapp, aspiro al Tik -Tok”

Siempre me gustó innovar, aprender cosas nuevas. De a poco fui logrando apagar esa voz que interiormente me decía: “ya sos vieja, ¿qué vas a aprender?” Hoy, con muchas más certezas qué temores, me digo a mi misma que no es la vejez sino las ganas, el deseo, el placer, lo que condiciona mis elecciones. Porque sé que soy capaz de incorporar nuevos conocimientos, que mi edad no me limita. Por lo tanto, es hora de comenzar a desterrar el prejuicio de que las personas mayores no podemos aprender a usar las redes sociales, el internet, un celular, etc. El análisis debería ser un poco más estricto e incisivo. Cabe preguntarnos lo siguiente: ¿existen espacios destinados a la alfabetización digital de las personas mayores?, ¿todas las personas mayores tienen posibilidad de acceder a wi fi o contar con las herramientas necesarias para sentirse incluídas?.  

La pandemia obligó a que muchas tuviésemos que entrar en órbita con el uso de la tecnología. ¡Y lo logramos! no nos perdimos en el universo de las TIC´S (Tecnología de la Información y Comunicación) De hecho, según un estudio impulsado hace un año por la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA más allá de los prejuicios existentes respecto al aprendizaje y uso de nuevas tecnologías entre las personas mayores, más del 81 por ciento de los encuestados señaló que incorporó el uso de alguna nueva aplicación informática. El estudio mostró también que, a mayor nivel educativo, mayor incorporación de nuevas tecnologías”. 

Me resulta imprescindible que el mundo sepa que si antes de marzo de 2020 elegíamos hacer la fila en el banco para cobrar la jubilación, estando bancarizados, no fue porque no pudiésemos aprender a utilizar un cajero o a loguearnos en la web para realizar transacciones on line. Fue por muchas otras razones que paso a enumerar: 

  • La salida mensual justificaba el cafecito con un ser querido, o la charla con el amigo/a de la fila;  que el cajero me llame por mi nombre, me mire a los ojos. 
  • Las personas mayores de hoy, hemos envejecido con la idea de que tener toda la plata junta es mucho más seguro que dejarla en el banco. ¿Somos culpables de habernos quemado con leche? 
  • La espera puede llegar a ser una tortura para algunos y un buen programa para otros. Y si bien, en la mayoría de los casos no éramos tan bien tratados sopesó la pregunta: ¿para qué innovar si el resultado es el mismo? 
  • Nada como salir a encontrarme con otros/as cara a cara. 
  • Podríamos agregar muchas otras razones, seguro vos tenés la tuya. Escribinos y contanos………………………………….

¿Facebook, Tik Tok, Whatsapp o Instagram? 

Facebook es la red social vigente más antigua. En ella nació y se desarrolló “El Club de la Porota”. Hoy, somos casi 10.000 personas las que interactuamos a través del “Caralibro” más famoso. Instagram es la que menos me gusta ya que requiere dialogar con más imágenes que palabras. Igual, @elclubdelaporota, en esa plataforma, va creciendo. La que más me divierte es Tik Tok. ¡Pronto sacaré mi propia cuenta! Mientras… juego con la de mis nietos/as y soy muy buena en los #challenges (desafíos) de baile. Sin embargo la red social por excelencia de “El Club de la Porota” es el whatsapp ¡la amamos! principalmente porque podemos hablar, dejar mensajes, escuchar audios y hacer videollamadas todo en menos de tres pasos. No requiere loguearse, que dejemos nuestros datos personales o que debamos hacer grandes malabares para compartir un mensaje, una idea así como información sensible, útil, necesaria; un meme o un video. Tampoco supone contar con una conexión de wi fi o tener un celular último modelo. Armamos grupos, nos enredamos, y si bien su abuso puede resultar abrumador, asumo que depende de uno/a poder administrar su uso sin desquiciar. Según datos del dossier estadístico en conmemoración del día Internacional de las personas de edad del INDEC (1 de Octubre de 2021) “en Argentina existe una brecha digital entre las personas mayores y el resto de la población”. Whatsapp es “el” parche que nos salvó de la locura en tiempos de distanciamiento y aislamiento social. Jamás pensé que un sticker de “buen día” o “buenas noches” cumpliría un rol fundamental en la rutina de una jornada #encasa. 

¡Cuánta información! ¿no? A veces me agota otras tantas me atrae. Por eso, trato de ir lenta pero segura. Preguntarme ¿para qué aprender a usar una nueva red social?, ¿qué quiero decir, comunicar o compartir con la comunidad de seguidores? Considero estas preguntas imprescindibles. No se trata de consumir porque sí, sino más bien de seleccionar con criterio porque en este mundo de la obsolescencia permanente, nunca es suficiente todo lo que podemos llegar a incorporar. Siempre sentiremos que nos falta algo por aprender. 

Antes de despedirme quiero sugerirles que sigan cuentas de personas mayores. No sólo como un modo de entretenernos sino para apoyar a pares valientes quienes sin tapujos le gritan al mundo: “ser una persona mayor no me inhabilita aprender a utilizar todo lo que la tecnología tiene para ofrecer”. Pedir ayuda es lo primero que debemos hacer. No tiene nada de malo. Todo lo contrario, habla de un deseo genuino. Lo verdaderamente complicado es lograr la ayuda adecuada Quienes la ofrecen deben ser personas que no me sentencien de antemano por ser una persona mayor. La edad no es un obstáculo para sumar nuevos conocimientos. 

Porota 

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Porota soy yo, sos vos, somos todas las personas envejecientes.

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