Teresa tiene 67 años y nos sorprende con una historia ¡la de su adopción! En ella nos deja una enseñanza, la vida siempre nos llama y nos regala momentos únicos.

Hoy a mis 67 años, tengo cosas para decir y mi deseo de hacerlo es porque siempre se puede ayudar a los demás, simplemente con una historia compartida.

En este preciso momento estoy con mi esposo compartiendo unos ricos mates y degustando unas tortas fritas hechas por él.

Me siento plena, amada por mi familia, nuestros hijos y nietos y amigos. Jubilada docente hace 17 años. Haciendo lo que siempre me gustó, dictando clases de música en la escuela primaria.

En este momento participando en forma virtual de un coro y aprendiendo un instrumento nuevo para mí, con el que siempre soñé ejecutar por su sonido tan dulce que me transportaba a lugares mágicos, “Flauta Traversa”.

Además, quiero contarles la gran sorpresa y encuentro que ocurrió a mis 50 años de edad; hace ya 17 años.

Cierto día recibo un llamado telefónico:

-Hola

-¿sí, quién habla?

-Tu hermana

¡OHHHHH SORPRESA! Pero si hasta este momento yo era única hija de unos padres amorosos, tiernos, que me dieron educación, me enseñaron valores y tantas otras cosas que no me alcanzaría el tiempo para enumerar.

Del otro lado del teléfono la misma persona que me confirma: “Sí, soy tu hermana y tenés tres hermanos varones más”. ¡Qué Sorpresa! La vida me había regalado cuatro hermanos. Y con cada uno de ellos, una familia.

Me “cayó la ficha” como dicen ahora. Esos padres tan amorosos eran mis padres del corazón. Le dicen adoptivos, pero yo recalco “del corazón”, corazón de oro, una bondad y un amor que me lo dieron todo no se guardaron nada, nada.

GRACIAS A LA VIDA QUE ME HA DADO TANTO

Teresa del Valle González, 67 años, Córdoba.

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