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El poder de las palabras

Hablar con otros nos ayuda a ordenarnos, contribuye a poner en real dimensión nuestras propias narrativas, aquello que decimos de nosotros mismos y de las lecturas que nuestro cerebro hace de una realidad; una realidad que en la perspectiva de una conversación, no suele ser tan terrible como la imaginamos. 

Lo sé, no es fácil hallar ese amigo o amiga que en mi caso se llama Félix. Escribir ayuda, ordena nuestros pensamientos. Escribir es un buen plan B. También es útil para entrenar la capacidad de escucha o para preguntarte si vas a poder sentarte en una mesa con seres diversos y tolerar que no piensen como vos sin gritar, sin pelear, sin juzgar. 

Félix Lovera fue quien me recomendó el libro que aún estoy leyendo: “El poder de las palabras. Cómo cambiar tu cerebro (y tu vida) conversando” de Mariano Sigman y también fue quien me compartió un punteo de los principales aspectos a tener en cuenta en el Arte de Conversar. En estos tiempos tan complejos deseo que el regalo de Félix y el mensaje de Sigman se multiplique y llegue a manos (ojos y oídos) de personas dispuestas a cambiar su cerebro y vida conversando:

La invitación sigue: 

  • Acostúmbrate a no saberlo todo
  • Recordá que algunos límites son mentales
  • Tomá perspectiva y relativiza 
  • Apostá por los matices 
  • Cambiá las palabras para cambiar de ánimo
  • Tu cuerpo no solo refleja lo que sentís. También lo condiciona 
  • Huí de la soledad, conversá y expresá 
  • Entrená la compasión y la autocompasión
  • Compartí tu tiempo con gente risueña. La risa contagia
  • Trátate como a tu amigo
  • Abrazá, contá historias que inviten a sentarnos en círculo, acariciá a tu gente querida. Te vas a sentir mejor. 

Me despido evocando una partecita de la nota “La belleza invisible de la vejez” que escribí hace tiempo y que rescaté gracias al ojo avisor de nuestro querido editor Sebastián “Gringo” Ramia:  

“Les invito a que solo por un día apaguen los celulares, no miren la tele ni hojeen las revistas de chimentos o los diarios (con excepción de los viernes de Porota en el Hoy Día Córdoba ja!) Simplemente, salgan a caminar y a conectar con lo que los rodea: personas, objetos, animales, situaciones, música, olores, sonidos, ruidos, etc. Perciban su energía. Miren el cielo, aprecien el calor del sol, la luz de la luna y estrellas. Respiren profundo en un espacio rodeado de árboles. Entablen una conversación pagana porque sí. Hay una belleza preexistente que nos trasciende. Que no entiende de mandatos. Que no se cuestione su don, su magia, su ser. Somos lo que nos contamos. Salgamos al encuentro de otros, salgamos a conversar con amor y compasión. Estamos invitados, invitadas a envejecer aprendiendo, reconfigurando nuevos modos posibles de ser en el mundo. Solo revisando nuestras propias acciones seremos capaces de poder mover aquello que nos incomoda. El cambio no se vocifera, se practica”. 

Deseo tengan una ¡FELIZ NAVIDAD! Rodeada de buenas conversaciones. Con amor, 

Porota.

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