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La vejez en los libros y películas para niños

Hace tiempo que indago en la literatura infantil y juvenil, así como en el cine para niños, buscando y conociendo los modos en los que nos referimos a la vejez. Mi objetivo no es enjuiciar estas narrativas, coherentes con las miradas occidentales sobre el envejecimiento, sino más bien tratar de hallarme en algunos de los tantos relatos.

 

Gracias al ejercicio diario de mi abuelazgo tengo una maestría en Disney, Netflix y las películas o series que a mis nietos les gusta ver. En apariencia, algunas narrativas parecen haber cambiado. Sin embargo, cuando rasco un poco, noto que ciertos estereotipos se perpetúan a pesar de los discursos que se dicen “tolerantes”, no solo desde la perspectiva del envejecimiento sino del “ser hombre” o “ser mujer”. Dicotomías constantes entre lo bueno y lo malo, lo bello y lo feo, lo aceptable e inaceptable, lo posible e imposible.

 

En este sentido, les recomiendo la nota “Las princesas que no podemos ser” de la investigadora cordobesa del CONICET, Alejandra Martínez, en la que analiza los estereotipos de género a través de los cuales Disney coloniza Occidente: “El mensaje es poderoso: quien es bella y esencialmente buena, merece la felicidad”,dice Martínez, a la que pueden googlear.

Dicho esto, quiero hacer una confesión: hasta el momento no me he encontrado en esas historias, relatos o cuentos con los que he contactado. Más bien he conocido mujeres villanas con altas dosis de malicia, buscando como contraprestación de sus terribles acciones, mantenerse eternamente jóvenes. Tales son los casos de las películas: “Espejito – espejito”, “Blancanieves y el cazador” y “Rapunzel”. Capítulo aparte merecen los films de Barbie en los que, en su gran mayoría, las villanas son mujeres viejas, esbeltas, de impoluta tez blanca, tersa y suave.

 

La pregunta es inevitable: ¿Cómo interpretar entonces aquello que dicen y no dicen al mismo tiempo?

-Dicen que envejecer es feo, malo y terrible con lo cual debemos hacer cualquier cosa para evitarlo (el fin justifica los medios). Llámese “cualquier cosa” a secuestrar -en el caso de Rapunzel- o matar en el caso de las versiones new age de Blancanieves.

 

-Dicen que el único rol posible para una mujer vieja es el de villana. Porque la vejez por sí misma es la representación de la fealdad, ergo, de lo malo. Ser fea es malo. No es aceptable. La vejez, entonces, es digna de la maldad, quizás.

Y así… mis nietos y muchos niños como ellos deben integrar lo que ven con lo que viven sin mediaciones ¡Qué disonantes los mensajes!

En un desesperado atisbo por contrarrestar semejante campaña de estereotipos negativos y representaciones viejistas hallé un libro de la escritora y profesora de letras argentina, Liliana Cinetto, especializada en narraciones para pre y adolescentes. La publicación se llama “Cuentos que hielan la sangre”; una recopilación de “historias de terror” que recupera relatos orales de la cultura celta. En el primer cuento; “La fiesta de todos los santos”, aparece una “anciana” que termina siendo un hada. No hay transformaciones, mutaciones, espectros o nada que tergiversen su forma, es una HADA VIEJA y, no es Hada porque cuenta con poderes mágicos, sino porque cuidó al joven protagonista del lugar en el que se había metido y de la gente con la que se había vinculado.

 

Un, dos, tres, cuatro… me dije a mis adentros respirando hondamente con cierto alivio. Y mi nieta sonrió cuando supo que “la buena” era una vieja.

 

Seguiré buscando modelos más reales de vejeces en los cuentos y películas para niños. Sin esperar grandes papeles, sino más bien roles que compensen o que por lo menos no fomenten el prejuicio y el miedo a envejecer.

 

¿Me ayudan a encontrarlos?

Porota

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