Pandemia y el protagonismo de la vejez

Y sí… queridos y queridas envejecientes, los días están cada vez más raros, tristes. Por momentos, hasta irreales, cinematográficos, en algún punto. Ya dejé de mirar tanta televisión y de estar pendiente del celular. Si bien trato de no retraerme. Conectarme con mis emociones me ha permitido discernir qué hacer y cómo vivir y disfrutar los días de aislamientos preventivo que ELIJO respetar porque soy una mujer autónoma que toma sus propias decisiones. 

 

Puede sonar contradictorio a lo antedicho confesar que habita en lo más profundo de mi alma una alegría regocijante. La misma que me visita cada vez que termino un libro o disfruto de una barra de chocolate amargo. Es que, de repente, las personas mayores nos hemos vuelto protagonistas, gracias al COVID – 19 más conocido como Coronavirus. 

 

Sí, ya sé. Casi todo lo que de nosotras, las personas mayores se dice, está infectado por la mirada viejista, discriminatoria, gerontofóbica, edadista, prejuiciosa y estereotipada con la que juzgamos, intervenimos, decidimos y hablamos de la vejez. 

 

Es que gran parte de los medios y periodistas reflejan lo que también, gran parte de la sociedad piensa. Que las personas mayores somos abuelos, abuelas, abuelitos; pobres ancianitos desvalidos y frágiles, nonos y nonitas deserotizados, mudos, callados, inertes (sin H), dependientes de las decisiones que los demás toman por nosotros. 

 

¡La olla a presión estalló y por primera vez apareció el colectivo de personas mayores! Y lo celebro. 

 

Esta pandemia nos está ofreciendo la oportunidad de visibilizar una etapa de la vida a la que todos probablemente llegarán: la Vejez. Se trata de pensarnos envejecientes y de comprender que el trato que hoy nos dispensan (y nos dispensamos) es el modelo sobre el cual gestamos y gestaremos las vejeces futuras. 

 

Desde hace tiempo, muchas personas (entre las que me incluyo) venimos promoviendo una comunicación sin viejismos. Y… como no hay mal que por bien no venga, ¡lo estamos logrando! ya que no son pocos los medios y profesionales de la comunicación que se van interiorizando en la temática. 

 

El punto de inflexión fue una medida paternalista y fuera de época que intentó cercenar el derecho a decidir sobre nuestra propia vida. Y no sólo eso, intentó relativizar el cuidado consciente y comunitario en el que gran parte de quienes habitamos este suelo -sin distinción de edades- nos encontramos desde hace más de un mes. La medida no le pertenece solo a quienes la pensaron, a quisieron ponerla en práctica, sino a todos a los que en nombre del “cuidado” discriminaron por razones de edad. 

 

Retomo, intento capitalizar lo vivido para transformarlo en aprendizaje sin ánimo de polemizar con quienes lideran este escenario tan difícil. No es momento de plantear disidencias, sino más bien de cuestionar con amorosidad todo aquello que pueda permitirnos evolucionar hacia un mayor estado de conciencia. 

 

El COVID – 19 y sus consecuencias ha despertado al colectivo de personas mayore que estaba acallado sosteniendo la hipótesis de que “viejo siempre es el otro, la otra”. La medida despabiló a los referentes +70, a esas personas mayores que deben y pueden generar identificación positiva en quienes nos miran de afuera. Gracias a Nacha, a las Gracielas, a José, a Edgardo, a Josefina, a Susana, a Beatriz, a Fernando, a Hugo, a Eugenio y a muchos otros y otras quienes interpelados salieron a recordarnos que ser más vulnerables al virus no nos hace menos personas. 

 

 

Para tener en cuenta 

La Comisión Interamericana de DDHH de la OEA, a través de un comunicado del 23 de abril de 20202 solicitó asegurar el respeto de las personas mayores como sujetos plenos de derecho, de acuerdo con los estándares de derechos humanos. En este sentido recomendó a los Estados miembros:

  1. Adoptar las medidas necesarias a fin de evitar contagios, priorizar la atención médica y evitar el edadismo (viejismo o gerontofobia), garantizando el derecho a brindar consentimiento en el ámbito de la salud y facilitando medios de contacto familiar.
  2. Garantizar su acceso a servicios públicos y bienes esenciales con un trato diferenciado y preferencial a las personas mayores, identificando y eliminando obstáculos y atendiendo la brecha digital.
  3. Reforzar medidas de supervisión y vigilancia para evitar la violencia y negligencia contra personas mayores.
  4. Ratificar o adherirse a la Convención Interamericana para la Protección de los Derechos de las Personas Mayores.

Más información en www.oas.org

 

 

 

Porota 

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