Vejeces que habilitan, gestan, promueven y defienden espacios de participación intergeneracionales.
Abril fue el mes del arte y las vejeces en El Club de la Porota. Nos preguntamos: ¿es posible transformarnos en artistas en la vejez? y si ya lo somos…¿Tenemos posibilidades de desplegar nuestro mayor potencial artístico en esta etapa de la vida? Las preguntas son fantásticas; la materia prima para deconstruirnos, para crear posibilidades de pensar, hacer, decir algo diferente. Sé que en todo el material que compartimos en este espacio y a través de las redes sociales de EL CLUB DE LA POROTA, las respuestas son más que evidentes. ¿Qué piensan ustedes?
Cuan epílogo deseo traer en escena un último interrogante: ¿es posible el arte sin sus promotores?, ¿sin centenares, miles de CLUBES DE LA POROTA que lo habiliten, que lo pongan en tensión?, ¿es posible ser, convertirme a lo largo de mi vida en una promotora del arte?, ¿en una militante que habilite espacios que nos permitan conectar con las sutilezas, las posibilidades, el crecimiento, los proyectos, el deseo, la sensibilidad, la propia humanidad?
Hoy cerramos este capítulo (que seguramente posibilitó muchas aperturas) con el testimonio de una mujer mayor que a lo largo de su vida ha promovido la creación de espacios culturales que habilitan el acceso al arte a todas las personas, sin distinción de edades y/o condición social. Una mujer comprometida con el presente y sobre todo con su deseo e impulso fundacional: acercar los libros a las infancias y sus familias.
Robo de la columna que abrió el tópico del mes la reflexión de Lukas Esquivel, director de la agrupación de percusionistas, bailarines y músicos “Fuerza Mayor”, ¿recuerdan?: “Tendremos que aprender, como sociedad, a admirar por fuera de la mirada hegemónica del mercado de la estética para acceder al mágico e infinito mundo de las viejas y viejos artistas de la vida que pueden cambiar realidades, el mundo que les rodea, y tocar el corazón de quienes se dejan atravesar por el hechizo”. Resuena fuerte: “por fuera de la mirada hegemónica”. Con ustedes, María Luz Maiztegui (66).
Porota.
¿Quién soy?
Soy lo que soy
Soy quien soy
Mujer
entre la tensión pasada
de lo que un día fui
lo que estoy viviendo
Y hacia dónde voy
Dejando recuerdos
Y buscando puertos
para ir dejando vida…
Tengo 66 años y como mujer estoy atravesada por una realidad que ha tenido grandes cambios entre el siglo XX de mi nacimiento y el siglo XXI de mi proceso de envejecimiento. Fui maestra de jardín de infantes, estudié después de los 40 la carrera de ciencias de la educación y me jubilé en el 2013, como directora de un jardín de infantes público de la provincia de Córdoba. En ese transcurrir como docente y trabajadora de la educación, aprendí el valor que tiene el trabajo comunitario, sostener y participar de acciones colectivas para defender los derechos a la vez que pensar nuevas estrategias y resistencias, como ciudadanos y ciudadanas.
Hoy siendo jubilada sigo participando de espacios colectivos que promueven el derecho a la educación y a la cultura para todos y todas desde la más temprana edad.
Así en el año 1990 en el jardín donde trabajaba fundamos una “biblioteca para padres y niños”. Hoy esa biblioteca es una biblioteca popular del barrio de Santa Isabel y hace 33 años que acerca la cultura a los socios, socias y personas que a ella se acercan. Es una biblioteca sostenida por el trabajo voluntario de vecinas y vecinos con quienes logramos asociarla a la CONABIP (Comisión Nacional de Bibliotecas Populares), a la FEBIPO (Federación de bibliotecas populares de Córdoba), forma parte de la Red de Bibliotecas con perspectiva de géneros – primera red en la Argentina que reúne a bibliotecas preocupadas y ocupadas por la problemática de géneros – así como también participa en el Foro de bibliotecas populares de Córdoba que se conformó en el tiempo de pandemia para sostener-nos colectivamente, ante todas las dificultades que tuvieron y tienen para funcionar.
Soy voluntaria en la biblioteca porque creo que es un espacio donde podemos promocionar el deseo de leer en los niños, las niñas, jóvenes y adultos. Invitamos a leer, muchas veces ponemos una mesa servida de libros para que sean saboreados. En la biblioteca invitamos a compartir pequeñas charlas y encuentros sobre libros, autores, dibujantes, narradoras, libros viejos y nuevos, para que los lectores y las lectoras desovillen recuerdos, vivencias, encuentros con otros y otras, recorran nuevos mundos, caminos e historias y así van entretejiendo o bordando nuevas historias. En definitiva en la biblioteca estamos creando y recreando cultura.
Como docente de nivel inicial participé y participo del Colectivo de Educación Inicial de Córdoba que desde hace más de 25 años trabaja para defender el derecho social a la educación de las primeras infancias y junto con docentes que están trabajando en jardines de infantes y colegas jubiladas nos ocupamos de fundamentar y reclamar ante el gobierno políticas públicas y mayor financiamiento para la mejora de las condiciones de la organización y estructura del nivel inicial de Córdoba.
Tengo 66 años, soy mujer de este mundo y de este tiempo que nos invita a seguir, a mirar a nuestro alrededor, a cruzar miradas intergeneracionales, a sostener la memoria y a seguir batallando por nuestros derechos y por el bien común.
María Luz Maiztegui
(Córdoba, 66 años)