Osías y los abuelos y abuelas del siglo XXI
¡Tamaña tarea nos ha legado el siglo XXI a quienes asumimos el abuelazgo como parte del arte de envejecer! Es que el mundo posmoderno nos puso en jaque…
¡Tamaña tarea nos ha legado el siglo XXI a quienes asumimos el abuelazgo como parte del arte de envejecer! Es que el mundo posmoderno nos puso en jaque…
Todavía sigo cocinando los ñoquis de papa con la receta de mi abuela. No distan mucho de las formas actuales, pienso que es una receta que no pasa de moda, pero… lo que aún conservo son esos detalles que los transformaban en los más ricos del mundo. Mi abuela los condimentaba con sus plantas aromáticas….
¿Qué pasa con los tiempos de la vejez en la era del doble click, de la instantaneidad, de la fugacidad? Los viejos y viejas no están exentos a la rapidez de las cosas. Porota se ve corriendo de un lado para el otro y decide poner una pausa y contemplar, contemplarse, conquistar el silencio y respirar.
La vida es una trama, un tejido infinito donde se unen generaciones de personas. Es un lazo invisible, una red que atraviesa años, historias, pasado y futuro.
El período de vacaciones permite a Porota pasar más tiempo con uno de sus nietos. La lectura de un cuento infantil dispara distintas sensaciones sobre el rol de ella como abuela y la importancia de ese vínculo que va de a tres: Abuela, hija, nieto. Porota nos invita a mirarnos transversalmente.
Una salida con su nieto, para despejarse, para frenar el reloj y detener el tiempo y la sensación de estar siempre corriendo hacia algo, llegando tarde a todo. Nada mejor que el amor, la red familiar y el verde del campo.