¿Juve, Veju, Jovu? La vejez intraducible
Siempre me han llamado la atención las distancias de significado y, en consecuencia de experiencias emocionales, que hemos trazado en el lenguaje entre los sustantivos “viejo/a” y “joven”. La mirada reduccionista de cada una de estas etapas de nuestro curso de vida ha simplificado la paleta de posibilidades para comprenderlas. Las hemos arrojado al absurdo de la idealización, en el caso de la juventud, y al derrotero del exilio, en el caso de la vejez. La juventud está asociada a todo lo bueno y/o placentero de la vida: proyectos, deseos, anhelos, posibilidades, fuerza, potencia, energía, amistad, etc. Y la vejez a todo lo opuesto: decrepitud, soledad, desvitalización, quietud, aburrimiento, imposibilidad, declive, oscuridad, ocaso, etc.
¿Todo lo bueno y puro = juventud?, ¿todo lo oscuro y temerario = vejez? Nada más estereotipado, viejista, discriminatorio que estas asociaciones de significados y palabras. Sin embargo muy próximo a la realidad que vivimos en occidente: 6 de cada 10 personas en el mundo tienen actitudes gerontofóbicas, edadistas, viejitas y discriminatorias hacia las personas mayores (OMS-ONU). Subyace un profundo miedo a envejecer que se filtra en los significados que les hemos atribuido a las palabras viejo, vieja, vejez y envejecimiento.
La buena noticia es que las palabras, al ser construcciones culturales, se pueden re semantizar, osea, pueden adquirir nuevos sentidos. Incluso podemos inventar nuevas palabras que expresen “eso” que queremos decir, que aún no fueron nombradas y que insisten para existir.
Según Sigman “la virtud del lenguaje es su capacidad para recombinar términos, para poder expresar cualquier concepto. Sucede que, al darle nombre propio a una experiencia, la encapsulamos; creamos una forma sucinta, precisa y estable de narrarla. Descubrir y crear nuevas palabras es una de las maneras más efectivas de tomar el timón de la experiencia emocional. Estas nuevas palabras nos sirven como una lupa fina para reconocer y expresar lo que nos sucede, o una brújula para ir a lugares interesantes de nuestra vida emocional”.
Dicho esto, propongo que inventemos palabras para expresar aquellos que sentimos las personas mayores cuando intentamos explicar lo que somos disociándonos de las palabras viejo, vieja, vejez: “Soy vieja pero llena de vida”. Ese pero invalida la posibilidad de asociar la palabra vida con vejez. “Yo no me siento vieja, todo lo contrario me siento joven. Estoy hecha una piba”. En esta última frase, tan habitual, subyacen todos los estereotipos con los que hemos significado a las palabras juventud y vejez. Pareciera que no son compatibles los términos viejo-activo, vieja-sensual, viejos-creativos, vejeces-con proyectos. ¿Cómo expresar que nos sentimos vitales, deseantes, erotizados, con proyectos y energía a los 60, 70, 80, 90, 100 años? (Vital: adjetivo – perteneciente o relativo a la vida)
“Muchos dominios del pensamiento pueden ser resignificados, aun aquellos que parecen imposible de transformar” asegura Sigman quien además nos recuerda que el lenguaje condiciona nuestra manera de pensar.
En sintonía con las campañas que desde el 2018 venimos impulsando con El Club de la Porota: #sinestereotiposhaybuentrato y #hackeaelviejismo y Cuidemos Nuestras Palabras hoy, en el inicio de este novel 2024 venimos a proponerte que nos ayudes a inventar “esa” palabra, “ese” término que diga todo “eso” que somos y sentimos las personas mayores. “Ese” intraducible que exprese mejor que ninguna idea, concepto o campaña lo que significa para los viejos y viejas del siglo XXI envejecer conectados con la vitalidad. Esa palabra que exprese nuestro deseo de vivir sin viejismos y eufemismos. ¿Qué les parece?, ¿lanzamos la campaña 2024:la vejez intraducible?
En su libro “Lost in traslation” Ella Frances Sanders nos invita a conocer palabras intraducibles de todas partes del mundo:
- Boketto (Japón) perder la mirada en la lejanía sin pensar en nada particular.
- Kilik (Indonesia) la sensación de tener mariposas revoloteando en tu estómago.
- Forelsket (Noruega) la euforia indescriptible que experimentas cuando te enamoras.
Juve/Veju/Jovu (invento de El Club de la Porota) persona mayor vital, enamorada de la vida, que contribuye a transformar su realidad, que se dispone a escuchar, participar y aprender. Flexible. Que se adapta a los cambios. Que va al encuentro de los demás. Que gesta espacios de participación. Que no reniega de su edad, sino más bien la exhibe orgullosa.
Ya está en el aire girando mi moneda y que sea lo que sea.
Gracias.
Porota.