Ocio, cuidado y vejez
Ya estoy de regreso tras unas merecidas vacaciones. ¡Qué importante que es pre establecer días de descanso! Decirlo, nombrarlo, anunciarlo. Sólo así logro habilitar la puerta del ocio. No ha sido algo muy frecuente en mi vida tener tiempo libre y descansar de las tareas habituales. Quizá porque pertenezco a una generación que asimiló el ocio a términos tan desprestigiados como: vagancia, holgazanería o pérdida de tiempo. Hoy, con mis recién estrenados 68 años, lamento no haber descansado un poco más. El descanso ocioso me regala la posibilidad de contemplar la vida con mayor serenidad, me posibilita hallar instancias de creatividad y conexión conmigo misma, mis deseos, anhelos, pasiones y por supuesto… compartir (sin apuros, horarios y relojes) momentos con quienes más amo.